¿AVANCE SOCIAL O RETROCESO?
Desde inventos tan arcaicos como el cinturón de castidad, empleado en la edad media, pasando por pines de sombreros que usaban las mujeres de principios de siglo XX para defenderse de agresores, hasta sujetadores que dan descargas de 3.800 kilovoltios; la ropa "antiviolación" ha estado en el imaginario colectivo durante siglos.
ROPA INTERIOR A PRUEBA DE BOMBAS
El sujetador SHE (Society Harnessing Equipment): una prenda capaz de dar descargas eléctricas de 3.800 kilovoltios y enviar un sms con la localización de la víctima, que se envía tanto a familiares como a la Policía.
Línea de ropa"AR Wear" (por las siglas de antiviolación en inglés): tienen una estructura reforzada y unas correas en los muslos que se pueden adaptar antes de bloquearlas y que, una vez se ajustan, no pueden ser desplazadas hacia los lados. Además, tienen una correa en la cintura que sólo puede abrirse al desbloquear una cerradura que posee hasta 132 combinaciones distintas.
¡AL ATAQUE!
La chaqueta paralizadora: parece una cazadora vaquera común, pero es capaz de emitir descargas eléctricas al asaltante a través de unos remaches metálicos, que pueden ser activados mediante un botón escondido en uno de los bolsillos.
El anillo antiviolación: una joya que al girarla en el dedo emite un sonido estridente cuando se dirije justo hacia donde se encuentra el agresor. Es un ruido tan ensordecedor que puede llegar a provocar dolor si se acerca demasiado al oído. Si se activa por error, la usuaria tiene 1,5 segundos para apagarlo antes de que suene.
MÁS VALE PREVENIR QUE CURAR
Medias peludas: El año pasado y de cara a disuadir a posibles violadores en verano, desde China llegaron unos pantys que emulaban el vello corporal presente en las piernas de los hombres, según su inventora se conseguían grandes resultados entre los agresores.
Falda expendedora: La diseñadora japonesa Aya Tsukioka ideó el llamado "camuflaje urbano", una falda que convierte a sus portadoras en una máquina de refrescos andante en tres cómodos pasos. Ideal para esconderse en caso de amenaza de agresión.
Cinturon antiviolación: Desde Suecia, en 2005, unas jóvenes estudiantes transformaron el cinturón de castidad de hace siglos en un cinturón que incluye un enganche en zig zag, para dificultar el proceso de apertura.
El esmalte detector de drogas: un esmalte de uñas capaz de cambiar de color cuando detecta la presencia de drogas como Rohypol y GHB (usadas con frecuencia para adormecer a las mujeres antes de agredirlas sexualmente). Basta con remover la bebida con el dedo para saber si es o no seguro beber.
Ante estos inventos no es de extrañar que haya surgido la polémica, ¿las víctimas deben protegerse de posibles violadores o habría que educar a la sociedad machista imperante en muchos países?
